Imágenes verseadas

EL HOMBRE DE VITRUVIO

El hombre de Vitruvio es el hombre perfecto.
El cuadrado y el círculo le quedan geniales.
Su ombligo es el centro de todo el Universo.
Su sexo lo divide en dos partes iguales.

Todas sus proporciones se rigen por la aúrea…
y su palma equivale a cuatro dedos de anchura,
y su pie equivale al ancho de cuatro palmas,
y de palma a palma mide igualito a su altura.

Así hasta el infinito de perfección matemática,
le cuadran las esquinas… ¡divina proporción!
Lo miran tan simétrico que recuerda al universo,
lo contemplen en una o en su otra posición.

Pero de noche Vitruvio se baja del cuadrado
y con paso decidido se dirige a la nevera,
se hincha a chocolate, a ver si engorda un algo,
bostezando de sueño como un hombre cualquiera.

Después se va hacia el baño y coge una navaja
(solo quiere afeitarse, con suerte hoy se hará un corte),
y se asoma a la ventana al relente de la noche
para ver si una gripe le indispone su porte.

Pero nada, ni con esas, su perfección sigue intacta,
y regresa a su polígono simétrico y brillante:
se coloca, perfecto, y se cuadra, muy serio,
tensando sus músculos con una actitud distante.

Y sueña con un beso en una calva incipiente…
que una chica le dispare retadora mirada…
que un amigo aconseje: Deberías cuidarte…
que una tarde de compras no le quede bien nada…