Mi abuela Luisa, onubense y maestra nacional con comedor de auxilio social, mujer culta y educada andaba un día haciendo gestiones en el ayuntamiento con objeto de conseguir una certificación sobre la parte del local destinado a las tareas gastronómicas.
Llevaba recorridas 4 ventanillas, tres pisos y dos horas y media de su preciado tiempo. Por fín, llegó de nuevo a la primera ventanilla que había visitado y con relajada entonación y graciosa declamación inquirió: "Señor, si es usted tan amable, ¿podría decirme en que ventanilla dan por el culo?"