RELATOS DESDE LA TERRAZA DE EROS

Paso este relato aquí, para tenerlos todos ordenaditos, animaros guapos, que el camino está libre.

Tu me das cremita

Hace calorcito, por vez primera, justo hoy que llega el verano.
Mis vecinos del otro lado de la carretera están como buena familia que son, disfrutando de su piscina. Llevo varios años viendo como lo hacen.
La distancia no permite ver bien el detalle de la edad de cada uno de ellos, ni apreciar su anatomía, solo se quien es adulto y quien niño. Hoy, primer día de verano, han vuelto.
Que esten difrutando del baño refrescante y yo observádolos me provoca una doble sensación, por un lado, envidia, por el otro, morbo. El morbo del voyeur que sabe que no será descubierto.
Como se que no me verán, decido tomar el sol desnudo en la hamaca. Me quito la ropa despacio, hace calor el primer día de verano.
Tumbado en la hamaca, ofreciendo mis pecados al sol, ese sol que quema la piel. Aparece mi chica, precioso su bikini, con un bote de crema protectora.
Sin mediar palabra comienza extenderla por mi piel de tono ya rojizo.
La sensación que yo esperaba de alivio y frescura no apareció, sus manos se deslizaban por mi cuerpo con suavidad y provocaban en mi el efecto contrario al alivio.
Primer día de verano, calor en todo mi cuerpo, mi chica que debía estar a cinco horas en coche, estaba a cinco centímetros de matarme de placer. Movía su mano con maestría y mis gemidos solo eran tapados por sus besos, que sellaban mis labios.
En ese momento no envidiaba a mis vecinos, mi espalda arqueada nunca se dobló de ese modo en una piscina.
Primer día de verano y ya no tenía nada que envidiar a nadie.
El calor pegajoso, la sesación de tener el cuerpo empapado, las sábanas adheridas a mi abdomen me sacaron de mi sueño.
Primer día de verano, primer día de envidia a mis vecinos y sus niños gritones.
Me daré una ducha y olvidaré por un rato.

Ay, que yo quiero hacer esto, pero me da un poco de corte...y no me gusta nada a mí que las chicas tengamos corte con esto. La intranquilidad corroe ¿me pasaré, no me pasaré?
¡YA SÉ! Voy a estrenar avatar. Antes le cambio la apariencia que es un poco feíta pero el primer sortilegio la hará otro tipo de meiga... Después pienso yo en una víctima así que me guste. El segundo sortilegio va poetizado, valdrá también, digo yo...que lo importante me parece el sentido del erotismo aquí, y yo no estoy tan suelta todavía como para no ser metafórica.

LOS 4 ELEMENTOS: CONVERSIÓN.

En TIERRA convertida aquí te espero,
deshazme y súrcame y aún molestando
arráncame protestas trabajando,
y hazme florecer con un te quiero.

AGUA seré por ti, cruel marinero,
tus besos con mi abrazo yo inundando,
tu piel contra mi piel, tú buceando
y ahógate ya aquí porque me muero.

Aún vivo estás, yo avivo el FUEGO,
que renazco y te incendio y de luz ciego
por fin te arrasaré salvajemente.

Descansados soy AIRE: gané el juego.
Que me inspiras y expiras, inocente,
vivirás ya en deseo permanente.

galiciana, como se que no te gusta no voy a alabarte, solamente te felicito por dar el paso y ponerte al tema como una campeona
ah, y has medido muy bien, que para mí fué lo mas complicado y no se si lo conseguí del todo, en mi opinión lo has dejado en su justa medida

Me gusta cuando bajito dices mi nombre. Me gusta que solo yo pueda oirlo, que mi oido sea el mudo testigo de este susurro. Me gusta el anhelo que crece mudo peñado de promesas, me gusta sentirlo a traves de tu ardiente silencio.
Me gusta que escribas mi nombre en mi espalda, me gusta que lentamente me leas, inventes caminos de letras prohibidas.
Me gusta que grites mi nombre con tu boca pegada a la mia, me gusta convertir en ardiente silencio tu grito. Me gusta que mi dicha estalle en mil palabras, que quedan ahí suspendidas en mi almohada.
Me gusta que calles mi nombre, que derrames tu fuerza y tu vida hasta que no quede nada, solo el pensamiento de mi nombre.

No me gusta que no pueda detener el tiempo cuando dices mi nombre, no me gusta que no pueda encerrar este instante y dejarlo libre para que me lo devuelvas envuelto en un pedazo de eternidad.

El olor a café recién hecho y a tostadas me despertó suavemente con la misma sonrisa que con la que me había acostado… y algún grito de mi madre que entre la cocina, el comedor y la terraza “manejaba” a mis hermanos y hermanas, cuatro a dos contando conmigo (aunque el primogénito ya campaba por sus respetos y ese año, por primera vez no venía con la familia de vacaciones)… Yo era el segundo de seis y por designio maternal, el “responsable” de idas a la playa (sombrilla, 3 sillas, bolsa con bebidas, bolsas con 8 toallas, algún flotador, colchoneta - hinchada por supuesto- y cualquier otra cosa peregrina que se nos pudiera ocurrir) con toda la prole… “hasta que llegara mamá”…, ocupada hasta las doce ó doce y media con las tareas de la casa, cosa que, con 15 años, te lleva tocando los genitales un tiempecito…
Uno duerme desnudo y acostumbra a salir envuelto en la sábana como atuendo vespertino para el desayuno, mientras, en la mecánica doméstica mis hermanas echaban una mano con los cacharros del desayuno, algún que otro hermano había ido de “recaos”, y otro ya estaba dando por culo desde las diez de la mañana con el ritornello cansino del: “vá-mo-nos ya a plaaaaaa-yaaaa…”
Si había algo especial en aquellos desayunos era el exquisito placer que sentía al introducir en mi boca la tostada bien empapada en el café… con leche, de por aquél entonces… Y, en ese irrepetible trance me encontraba, cuando la voz de mi madre resonó desde el fondo en toda la casa …, desde la habitación de los chicos: “Pe-pe-luí, pero esto qué ehhh?”… y dejándo a la tostada desangrarse de mi café con leche en una esquinita del plato, arremangándome las sábanas, asustado, corrí hasta la puerta de la habitación: …“esto qué ehhh?”, volvió a repetirme mi madre mostrándome mis calzoncillos a la altura de sus ojos.
Mis calzoncillos blancos eran, en todo su frontal y parte del trasero, una mancha roja difusa que iba del rojo intenso en el centro al rojo pálido muy diluído en sus bordes exteriores… …“pero, esto qué eh?”, repitió moviendo mis pañales como banderola herida… Nanoshock traumático de una milésima de segundo; fuerza 10.
Milésima de segundo siguiente: rebobino lo que ha sido mi vida “a carajo follao”. Seis de la tarde de ayer: “Ricardo me ha dejado la llave del embarcadero de su padre…, si quieres luego podemos dar un paseo por allí… si quieres… “ Ivette, francesa, rubita con ojos azules, tan alta como yo, con una sonrisa… “pá marearse mirando”, en bikini… “pá no créerselo”, en resumen: fantasía juvenil hecha realidad…, pues bien, me había dicho que sí. Primer impacto nanoshock.
A las diez y cuarto de la noche salí de casa después de mal cenar, lavarme los dientes, perfumarme, jeans y camiseta “gwai” (me pondré unas deportivas porque en el embarcadero resbala todo mucho… no vaya a ser que me “escuerne”) y un “hasta mañana, que llegaré tarde…”. Quedé en recogerla en la puerta de los apartamentos dónde vivía en verano con sus padres. Notaba que el desasosiego me hacía comportarme un poco extraño y me preocupaba porque no quería dar la imagen del que lo hace por primera vez.
“Voilà, ¿on y va?”, dijo terminando de bajar los últimos peldaños del portal, mirándome con una chispa especial en sus ojos… pasando cadenciosamente, como a cámara lenta, por delante de mí… tendiéndome un instante su mano: “gilipollas, si hubieras sido más rápido seguro que se la agarras…”, pensé, sin tener ni idea de que esa no era su intención, teniendo a sus padres asomados al balcón, despidiéndonos no demasiado calurosamente…

Y allá que íbamos, camino del embarcadero del padre de Ricardo (entre nosotros apodado “la bernarda”, la verdad, no me acuerdo por qué…)
Ella hablaba el castellano mucho mejor que yo el francés, pero aún así me empeñaba en intentar mantener la conversación en su idioma… hasta que me rendí a la evidencia y arreglamos un poco nuestra torpe comunicación en el idioma nativo.Llevaba un vestidito muy cortito con algo de medio volante minifaldero y unas sandalias blancas con medio tacón plano… uñas de pies y manos pintadas con un rosa suave que resaltaba con el moreno playero de su piel… pendientes con una finísima cadena de plata alargaban su cuello invitando a recorrer, muy despacio, con la punta de los labios tan dulce y suave avenida hasta perderse por detrás de su cuello y zambullirse en la esencia de sus cabellos, equilibradamente ondulado en el sitio preciso… sus senos, imponentes, redondeados… su sonrisa enorme, blanca…“Qué cague, tío… ¿sabré hacerlo?...¿aguantaré?”
Con pericia (debía ser la no sé cuantas veces que abría aquel candado)y desparpajo, abrí la puerta y entramos en el embarcadero (en Valencia, la Albufera para ser más preciso, todo los pueblos que rodean a ésta, tienen a modo de casas de madera, embarcaderos privados con una puerta que da al acceso por carretera y otra que da directamente a la laguna) En éste había dos barcos: uno grande tipo mini yate, con motor, camarote etc…para salir al mar, vía canal hacia la playa y otro, pequeñín, de remos para salir a la Albufera. La luz, según me había comentado Richi, ni tocarla, no fuera a ser que algún vecino comentara algo a su padre, por lo que me fui directo al sitio en el que ya conocía dónde estaban las linternas.
Con cuidado y alumbrando por dónde ella pisaba, nos dirigimos al barco grande. Subimos y luego de inspeccionar (no mucho porque la linterna me temblaba como una vela) decidimos sentarnos “en cubierta”… bueno, no se estaba mal, un poco de bochorno en el interior de aquella “cochera flotante”, un cierto olor a “marisma” y ella y yo: solos… y sabiendo, sobre todo, para qué estábamos allí… Encendimos un cigarrillo (ni idea de los que me había fumado ya) y en el momento que le daba fuego a ella, disparó: “Tu l´as déjà fait?”… Otro nanoshock del que me recupero rapidísimamente con un “Si, sí, ésta será la tercera…” ( aprovechando que sólo veíamos nuestras siluetas y que mis mejillas sonrojadas no me delatarían)… Andábamos a medio pitillo, con algunas “tontunas” con las manos, cuando la situación cambió radicalmente: Despacio, sin mucha prisa, se puso en pie y abrió ligeramente sus piernas para mantener bien el equilibrio… y me tendió los brazos. Me levanté, tiré la colilla al agua y cogí sus manos… lentamente me acercó hacia ella de manera que según me acercaba, sus feromonas entraban a saco hasta lo más profundo de mis entretelas… Muy suave, nuestros labios se encontraron justo dónde deseaban… jugar en sus comisuras, balanceando suavemente la cabeza, recorrer su barbilla, resbalar por su cuello y hundir mi cara en sus pechos, perfumados, suavemente perfumados, con sabor a calor húmedo… dibujar el límite del sujetador con la yema de los dedos… y traspasar la frontera… y sentir sus pezones poderosos a través del suave tacto de la semitransparencia, si … ella alumbraba juguetona lo que se le antojaba… y casi arrodillado, con mis manos en el interior de sus muslos, rozaba la piel como sintiendo cada poro… el sudor me chorreaba por el cuello… definitivamente, aprieta la cabeza contra ella y gime…

Con un suave contorneo de sus caderas, frota ligeramente su pubis contra mis mejillas, haciendo a su vez que el barco se meza cadenciosamente, casi imperceptiblemente si no fuera por el pequeño chapoteo del casco contra el agua… chop!...chap!...chop!... recorro con mis manos, muy despacio, como dejándolas caer, sus piernas por detrás…, comienzo en sus nalgas, tensas y erguidas, onduleando en el vaivén, apretando para sentir su tersura… siento sus músculos tensos y sedosos… resbalo hasta llegar a sus rodillas, que rodeo sin prisas, para seguir cayendo por sus gemelos, dibujando su contorno con mis dedos, hasta llegar a sus tobillos, que dibujo una y otra vez en círculos cada vez más pequeños…
El sudor me “arrebuja”, como haciendo telas de araña, mi pelo, largo, en la cara, endulzando el roce con sus braguitas, ahora sólo lo intuyo al tacto, traslúcidas como el sujetador… No sé cuando se apagó la linterna… Subo mis manos… con las palmas en sus ingles, los dedos buscan suave la frontera de la transparencia y con una leve presión sobre la piel, pasan por debajo y se extienden plenamente… como protegiendo su vientre… y ahora pasan mis pulgares y al abrirse topan con su aterciopelado bosque de los deseos…
…Con decisión pero sin brusquedades, se aparta de mí y cogiéndose por la falda, tira para arriba, como quitándose barreras… me agarra la camiseta y tira… me coge de la cintura con sus brazos y sobre mi torso desnudo frota deliciosamente sus senos… y se echa las manos atrás y se desabrocha el suje… y sigue con el juego, pero ahora ya desnuda, hiriendo mis defensas con sus pezones…
Me invita a sentarme apoyándose hacia abajo en mis hombros y con sus dedos me empuja, casi sin tocarme, para que me recueste… (desde ese día no he vuelto a ponerme pantalones vaqueros ajustados cuando estoy con una mujer)
… y cuando por fin logré bajar mis pantalones por debajo de las rodillas, sentí como su mano se introducía en mi calzoncillo de la misma manera que yo había sentido unos momentos antes en sus ingles…
“Diossssss…, que cosa más…, fuuuuuuu…, esto si que es…, ufffffffffff…”… pero, que equivocado estaba… se inclinó, de manera que sus senos se apoyaran, plenamente, sobre mi cuerpo, y entresacándome toda mi dureza (tanto, que no distingues entre placer ó dolor), sentí como su boca húmeda acariciaba la punta de mi lanza…, …ávida de más…¡Megashock!... Una y otra vez se inunda con su saliva… “…es imposible aguantar”, pensaba mientras luchaba con mis, cada vez, menos recónditos deseos…y… parece que oyó mis pensamientos… en un movimiento preciso, pero lento, se puso encima de mí y apoyada en sus brazos, me ofreció el manjar de sus frutos…
Qué placer me suponían sus gemidos al tratar sus pechos como un infante ávido de comida… Todo era avidez… Ella frotaba sus entrepiernas sobre mi pene con ralentizada precisión… y me susurraba cosas al oído… en francés… que yo no terminaba de entender, pero que a mí me daban un gusto… levantó una pierna a modo de arquera (“…Diossss, mi Juana de Arco…”)y tras un par de segundos extraños, lejos de su contacto, se dejó caer sobre mí… y esta vez mi lanza encontró el océano de mis deseos… y se hundió, bajo su peso, en lo más profundo de su deseo… plantó sus manos en mi pecho y al ritmo de sus caderas y pelvis, hacía que entrara y saliera una y otra vez… cada vez un poco más rápido… cada vez más desbordados por el zumo de su placer, nuestro sudor y las primeras señales inequívocas de mi riada… no sé tampoco cuánto duró aquello (perdí la poca “voluntad” que me quedaba al comprender que era ella la que marcaría el compás…) y era la primera vez que escuchaba a una mujer en un orgasmo conmigo…

“Por todos los santos del mundo… esto debe ser lo más parecido a la gloria…”… y en una bocanada surgida desde lo más íntimo de mis entrañas me derramo en pulsiones compulsivas.. ella, en un largo monosílabo vocalizado en “ah”, literalmente, se derrama en mí…
El tiempo se detiene cuando dos seres se funden de esa manera… abrazados, sudorosos hasta la médula… el-ti-em-po-se-de-ti-e-ne…
Perfectamente acomodados a la oscuridad, sopla sobre mi cara, mi cuello, mi pecho… en un tierno intento de refrescarme… nanoshock: “esto es ternura…” Nos besamos, una vez más, como queriendo prolongar nuestro acople; suavemente se reincorporó, tirando de mí a la vez, reincorporándome… Sin bajarse, buscó su sujetador y con extrema delicadeza se lo puso, lo ajustó y enjugando el sudor de su cara con las dos manos terminó recolocando sus cabellos… ahora, siento que no se había deshecho de sus bragas, sólo las “había apartado” para que pudiera penetrarla… agarró el vestido, le dio la vuelta y volvió a enfundárselo con calmada parsimonia… “¿Ça va?”, me sonrió… (no sé tampoco, desde cuando llevaba sin articular palabra)… “Oui, oui, ça va très bien…” Ça va, de la ostia, pensé… En un definitivo va (sin vén) mi cuerpo se despegó del suyo… mientras ella se giraba y hacía no se qué, subí mis calzoncillos y vaqueros (odiosos) lo más rápido que pude, buscando la linterna… el bochorno allí dentro era insoportable…
Un último ojeo, la linterna a su sitio, de nuevo un último toque de “arreglo” y que se abra “la puerta grande”…
Al salir, sentimos como la brisa refrescaba agradablemente nuestras caras… Volvimos caminando por el borde del canal hasta su desembocadura en el mar… la noche era distinta… nunca había tenido esa sensación en mi vida… cogidos de la mano, me miraba, sonreía y altiva giraba su cara, ofreciéndola al soplo marítimo… Llegados al club naútico decidimos ir hasta su casa caminando por la orilla de la playa… (“si a esto le pones música de Vainica Doble queda una peli acojonante…”, me decía…) Un beso más, antes de girar la esquina de su calle… casi imposible, pero ese beso era también diferente a los dos mil que nos dimos de todo tipo… “À demain…” gimió acariciándome la mejilla… “à demain, Ivette… dor´ tu bien”…
Tres y media de la mañana… todavía no se habían hecho populares las deportivas con cámara de aire, pero yo debía llevar un prototipo especial en mis pies porque no sentía que fuera andando… flotaba… era casi ingrávido… subir al tercer piso sin ascensor dónde vivía fue lo más insignificante del mundo… como levantar una ceja… y me desnudé en el cuarto… y me duché … y me acosté con su sonrisa retratada en la mía…
…“¿Esto que ehs?” volvió a preguntar mamá…
En mi cabeza, entre nanoshocks y espasmos se concretaron secuencias completas:
No me decía “cositas” me estaba diciendo que… que lentamente se mueve para levantarse… cuando se puso en plan arquera, se estaba quitando… como me inundó… me duché y ¿no me di cuenta?… ¡ostias!…ella estaba con el periodo…
“Ahhh!, nada no te preocupes… es que ayer, tenía muchas ganas de orinar y me puse a un lado de la carretera, pero con las prisas terminé rápido y ya sabes, con el vaquero, al subir la cremallera me dí un pellizco en el prepucio… uff, no veas… fui corriendo a un bar y como pude me eché agua para limpiarme… pero nada, fue sobre todo muy escandaloso, pero al final se pasó y ya está…” (dios mío eso no se lo cree ni borracha…)… “pero que burro eres… te has curao como dios manda?”… (Aleluya – Haendel)…”no, no te preocupes, anoche cuando me duché ya me limpie… es un pellizquín de nada…””…desde luego…” barruntó por el pasillo mientras llevaba los calzoncillos a la lavadora…

Ese fué, si me permitís, mi primer bloody mary.

Bueno Torque, hijo, además del servicio "beer to peer" nos vas a tener que poner algún otro como sigas así

Definitivamente al lado del de Torque esto parece un "quickie" o peor, un gatillazo

Estamos en el suelo. Tu cuerpo sobre el mío. Me gusta cómo tu cuerpo grande me hace sentirme pequeña.
Tu pecho contra mi pecho, tu pelvis reposa en la mía. Siento tu peso. Dame tu fuerza, quítame la mía.
Me dices con la mirada “ríndete”, te contesto en silencio “lo siento pero no puedo, no puedo” pero a la vez arqueo mi espalda y froto mi pubis contra el tuyo. Me aprietas con más fuerza mis muñecas con tus manos. Casi me haces daño pero es ese dolor que es rico...
Mis pezones están erectos. Noto una gota de sudor resbalando entre mis pechos. Estoy húmeda, muy húmeda.
Esta vez, acercas tu boca a mi oído y me susurras “ríndete”. Siento tu aliento caliente en mi cuello. Respiro hondo, inhalo tu esencia y creo que no puedo más, creo que yo... Oigo una voz a lo lejos diciendo “esta bien chicos, se acabó por hoy, hasta la semana que viene”
Mierda, se ha acabado la clase, a saber cuándo me vuelve a tocar con éste de pareja otra vez.

... te gusta jugar con el equívoco ¿eh?... Delicatessen

"Qué diantres..."
Me levanté como un rayo, asustado por los golpes en la puerta.
- Servicio de habitaciones.
- Fiuuuuu... por favor, vuelva más tarde.

La puerta se cerró tras de mí mientras me dirigía al cuarto de baño. Mi cara, como cada mañana, aparecía hinchada y con mis ojos bañados en legañas. Pero una rápida ducha me curó todos los males físicos.
"Ahora soy otra persona", pensé. Mientras me secaba mi cuerpo empapado, me fijé en él, estaba en forma y lucía un moreno bastante suculento para las mujeres.
"Pero que te crees, ¿por qué me miras así?, ¿Puedes tener lo que quieras y lo sabes? Y aún así no tienes nada. El espejo me devolvió la mirada con un tono irónico y apesadumbrado.
Dejé la toalla sobre la silla y me dispuse a vestirme con unos pantalones cortos ya dispuestos sobre la cama.
- Señorita, ¿podría mandar el desayuno a mi habitación?
- Ahora mismo, ¿lo de siempre verdad?
- Si, gracias. Dejé el teléfono sobre la mesilla y salí a la terraza.
El aire me secaba el pelo mientras el sol bañaba mi espalda, miré a mi alrededor pero era muy temprano, y aún no había mucha gente en la playa, aunque se podían apreciar las pequeñas familias preparándose para lo que sería un día de disfrute para padres e hijos. Las sombrillas, neveras, cubos y palas eran gran parte de las herramientas que las familias utilizarían este día para divertirse. Me fijé en un niño que corría por la playa, totalmente desnudo, sin ninguna preocupación más que la posibilidad de encontrar alguna concha, "quien fuera ese niño", pensé.
De nuevo la puerta me sacó de mis pensamientos, era el desayuno que apareció seguido de una linda chica, rubia... rubia.... era la misma mujer que me había despertado haría media hora.

- Aquí tiene su desayuno señor- me fijé en su uniforme, corto y ajustado, que dejaba ver sus pronunciadas caderas- donde lo puedo dejar.
- Póngalo aquí, sobre la mesa. Muchas gracias, tome. Mi propina cayó en sus delicadas manos y por un instante mi corazón palpitó presurosamente y un delirante pensamiento rozó mi mente.

De nuevo solo en la habitación el calor empezó ha hacer su aparición, o al menos eso pensé. "Mejor bajar a la playa, para refrescar estos calores".
Agarrando la camisa y la toalla bajé a recepción, donde pude vislumbrar a la chica del desayuno y con ella esos divagantes pensamientos. Saludando a la recepcionista salí del hotel para luego cruzar la calle que me llevaría al mar. Sentí la aún fresca arena que pasados unos minutos se convertirían en ascuas que serían cruzadas por cientos de bañistas como si de la noche de San Juan se tratara. Arrojé la toalla en el suelo y me metí en el agua. Como ya me esperaba, ésta me atacó haciéndome recapacitar, pero ya era tarde, estaba entrando poco a poco, mientras las olas seguían golpeando mis piernas. Tontamente, me protegía con las rodillas cuando una aparecía hasta que el agua me llegaba a los muslos, entonces tras unos leves remordimientos visionarios de lo que pasaría, salté para mojarme por completo. El agua me heló la piel, "demasiado fría para mí"
Volvía a mi toalla cuando el niño desnudo se cruzó ante mí, se paró, y me miró intrigado, pero mi movimiento hizo que corriera con sus padres donde los cubos le esperaban. La toalla seguía en el mismo lugar, y mientras la extendía, me percaté de que cada vez se llenaba de más gente la playa. Daban igual el color, la raza, la nacionalidad, el sexo. Todos convergían y respetaban su espacio sin discusión. En momentos como estos el ser humano cobraba un significado divino.

Tendido sobre la toalla, cara al sol, escuché la conversación insulsa de varias jóvenes apostadas cerca de mí. Todas ellas morenas, con caras juveniles y hermosas a su manera. La joven más cercana a mí, llevaba puesto un bikini rosa agarrado al cuello y su espalda. La espalda, perfecta, tenía señalada el bañador, que ahora estaba un poco más alto, seguramente deseando cubrir esta descompensación. Su cabello, largo y moreno acariciaba su dulce cuello hasta posarse en la ya cálida arena.
Bajé la mirada y se posaron en sus caderas y piernas. Su trasero, estaba siendo infructuosamente ocultado bajo el bañador y dejaba apreciar el esplendor de su suave piel. De repente, una de las jóvenes se percató de mi presencia y avisando a las otras chicas hizo que se girase la chica a la cual miraba embelesado.
Sus ojos se clavaron en mí como una aguja sobre su presa de algodón y por un instante estuve a su merced, no podía moverme ni dejar de admirarla. Me sonrió, y le devolví la sonrisa, pero la sonrisa se tornó en burla, me miraban riéndose y señalándome mientras se miraban entre ellas con las manos en sus bocas. De repente un fuego me quemó en mi interior, un calor que me hizo ruborizar, y dejar de mirarla. Se reían de mí. Cuan crueles pueden llegar a ser las personas.
Pero no, mi ensimismamiento me hizo no darme cuenta de lo que ocurría. Rápidamente me volví contra la toalla intentando ocultar mis durezas. Ella, se acercó a mí dejándome presenciar su belleza.

- No te preocupes- dijo entre risas- tu secreto está a salvo conmigo.
Le sonreí, a la vez que intentaba pensar en otra cosa que me hiciera calmarme.
Sentada a mi lado, charlamos largo y tendido sobre cosas que ni me importaban ni me llegarían a interesar nunca, solo conseguía interesarme por su cuerpo cada vez que parecía no percatarse.
Cansado ya de tanta palabrería, me dispuse a invitarla a desayunar a mi habitación, cuando, cual fue mi sorpresa, se auto invitó a subir. "Mucho mejor", pensé. Acepté, y sin mediar palabra me agarró del brazo y me condujo hacia mi hotel mientras se despedía de sus amigas. Estas riéndose, como siempre, la despedían con silbidos y gestos con las manos.
Una vez en el hotel, llamé al ascensor que me conduciría al éxtasis. Se abrió, pero no estaba solo, dentro, la asistenta que me despertó, llevaba un carrito con los diferentes desayunos de los huéspedes. Una vez dentro yo y mi invitada, subimos los tres hasta la cuarta planta donde la asistenta bajó dirigiéndome una mirada mientras salía. Un piso más arriba, la habitación me esperaba con un clamoroso entusiasmo.
Abrí y la invité a entrar. Todo estaba muy ordenado, siempre he sido muy cuidadoso en los detalles. Saqué una botella de champagne que tenía en el mueble bar guardado para estas ocasiones y le serví una copa, a la vez que hacía el brindis por excelencia, "por esta mañana maravillosa".

Tras el brindis, ella, tomando la iniciativa, agarró mi cuello y besó mis labios con suavidad, como si no quisiese estropear el momento que estaba viviendo. Poco a poco, fui desvistiéndola para desabrochar su bañador y así poder presenciar sus bellos senos firmes y morenos en su mitad, que me hacían sentir pletórico. Rápidamente, me quité la camisa, la cual me obligué a ponerme por normas del hotel, y dejé que sus manos investigaran por mi cuerpo, ansiosas de descubrimientos. Yo no iba a ser menos y mis caricias hicieron despertar todo el vello de su cuerpo hasta ahora dormido.
Ella me correspondió con sus ágiles manos, realizando movimiento de muñeca que reanimarían al más dormido.
Una vez desnudos y apostados en la cama, ella me dirigió una última mirada de entusiasmo antes de adentrarse entre las sábanas, pero no la dejé escapar. Agarrándola, compartí su beso y mi éxtasis con ella, besándonos mutuamente hasta dejar nuestras bocas tan cansadas que paramos para reponernos, pero ella no quería parar, buscaba satisfacer sus ansias lo antes posible y abandonando mi placer, salió de entre las sábanas y volviéndose hacia mí subió y comenzó a mover sus caderas tan rítmicamente que me hacían divagar entre mis pensamientos más ocultos y peligrosos a su vez.
Pero mi atención empezó a decaer, la búsqueda de su placer, me hizo perder el mío y para que la cosa no fuese a mayores, la cogí y tiré contra la cama para proseguir esta vez con mi movimiento. Mi ritmo, aunque más acelerado, hacía que gimiera de placer, ella estaba disfrutando, pero yo no y tras una eterna porción de tiempo, la invité a girarse.
Allí estaba yo, con una preciosa mujer, dispuesta ha realizar casi todos mis más íntimos deseos, pero con la cual no estaba disfrutando.
Solo podía mirar su pelo, cada vez más claro, ya no parecía aquel moreno que me engatusó en la playa. Ahora parecía…. Rubio. Con un leve movimiento de su cabeza pude apreciar su rostro, ahora parecía otra, si, se parecía a la asistenta con la cual mi mente había delirado horas atrás.
Súbitamente, mi atención creció y agarrándola de su rubio cabello, acerqué su cara hacia la mía para poder apreciar su belleza. Ella me miraba con inocencia y atrevimiento a la par que deseo, pero no más deseo que el mío. Ahora mis movimientos más constantes y furiosos la hacían gemir y yo la imitaba. Cada vez tiraba co más fuerza de su pelo y ella me respondía con fuertes arañazos en mi espalda, “¿arañazos?”, caricias, caricias que me hacían sentir más y más excitado.
Nuestras voces comenzaron a elevarse al unísono, yo nos agitaba con más fuerza y me asía a su pelo con ansias mientras ella me acariciaba con más y más rapidez la espalda ya castigada por el sol. Su voz se elevó sobre la mía y tras un fuerte agarrón me soltó. A su grito se le unió el mío que tirando ya con fuerza de su cabeza me hizo dejar de sentir por un instante todo sentimiento para dar paso a una explosión de placer que hizo temblar mis piernas.

Quedamos los dos tendidos, sin abrazarnos y mirando el vacío. Cuando me recuperé, me levanté y fui al baño para lavar mi cara, de nuevo la puerta me asustó, se había marchado.
Sin vacilar, me puse mi camisa y olvidándome de la chica cogí la toalla para volver a la playa y darme un buen chapuzón, me lo había merecido. Salí de mi habitación y cuando giré en el pasillo que me llevaba al ascensor, la vi de nuevo, allí estaba ella, con su uniforme, su pelo y su cara arrastrando aquel carrito que minutos antes portaba los desayunos de los clientes. La miré fijamente mientras avanzaba y recordé que minutos antes había estado entre mis brazos haciéndome disfrutar como nunca lo había hecho otra mujer.

Fin.

Jo, yo también quiero un poco de moreno suculento Odi

keb escribió:

Jo, yo también quiero un poco de moreno suculento Odi

Eso hay que ganárselo chica jjajajjajja. O estar muy buena como en el caso jjajajajjj

En una surrealist conversación con Gali, surgió la idea de hacer un relato a medias, que llevaría por título AMOR ASTRONAUTA. Galita es una chica a la que le gusta el trabajo en equipo, idea que comparto.
Gali, comienzo yo, espero que no te rajes, que ya me rajaré yo cuando pase el finde.

AMOR ASTRONAUTA

Para Peter no era el riesgo de la misión lo que lo intranquilizaba, la preocupación que durante los últimos días le atormentaba era la presencia de Ella en la nave durante los cuarenta días de duración del proyecto.
Ella, era muy hermosa, su cabelllo, sus ojos, sus labios, sus desfíantes pezones, que El notaba casi sin querer. Toda ella era belleza y sensualidad para el apuesto Peter.
Ella se llamaba Sandra, tambien estaba nerviosa...
(te toca galita)

Este hombre me mata, que cualquier idea de jamados se apunta y ahora me compromete a actuar de Corín Tellado sideral... pues tú lo has querido pero lo que sí que exijo es final, y lo jugamos a una carrera de desconexión de chat y a quien le toque le tocó y termina Amor Astronauta y ya. Aquí te va y te dejo en punto clímax a ver cuanto tiras de ahí. aBueno, y ahora qué hago, se supone que te cito?

pepefru escribió:

AMOR ASTRONAUTA

Para Peter no era el riesgo de la misión lo que lo intranquilizaba, la preocupación que durante los últimos días le atormentaba era la presencia de Ella en la nave durante los cuarenta días de duración del proyecto.
Ella, era muy hermosa, su cabelllo, sus ojos, sus labios, sus desfíantes pezones, que El notaba casi sin querer. Toda ella era belleza y sensualidad para el apuesto Peter.
Ella se llamaba Sandra, tambien estaba nerviosa...

Por lo menos, eso es lo que Peter quería pensar, que Sandra q-2011.XP 3 tendría entre sus bites algún simulador de nerviosismo , algún resorte erótico que la hiciera disfrutar sexualmente…

La Agencia no le había hablado de aquello, pero bien pudiera ser que en un alarde de generosidad hubieran tenido en cuenta sus exacerbados impulsos sexuales, la quemazón que le embotaba el cerebro y le mantenía excitado perennemente cuando pasaba más de tres días sin y que no le dejaría concentrarse en La Misión… Pudiera ser que, entonces, hubieran ideado un robot capaz de satisfacerle plenamente.

Una máquina, mmmmm, pero una máquina de hacer el amor…. Capaz de dar placer infinito a todas horas, sin la menor muestra de extenuación, con articulaciones retráctiles para practicar todas las posturas imaginables. Se excitaba pensando en lo que sería sentir el tacto de la lengua metálica de SandraX bajo la escafandra, o comprobar si la fría aleación de acero y níquel se licuaría allí dentro, cuando por fin pudiera introducirle su miembro erecto: duro, sí, duro como el acero de ella sí que estaba, pero era humano al fin, y lo sentía palpitando tan caliente…

- Sandra, cariño, cenarás conmigo esta noche. Escoge para mí una bolsita de plástico con la etiquetilla roja y ponte para ti el Aceite Concentrado Especial Emergencias, que vas a necesitar lubricación extra hoy…

Galiciana escribió:

Este hombre me mata, que cualquier idea de jamados se apunta y ahora me compromete a actuar de Corín Tellado sideral... pues tú lo has querido pero lo que sí que exijo es final, y lo jugamos a una carrera de desconexión de chat y a quien le toque le tocó y termina Amor Astronauta y ya. Aquí te va y te dejo en punto clímax a ver cuanto tiras de ahí. aBueno, y ahora qué hago, se supone que te cito?

pepefru escribió:

AMOR ASTRONAUTA

Para Peter no era el riesgo de la misión lo que lo intranquilizaba, la preocupación que durante los últimos días le atormentaba era la presencia de Ella en la nave durante los cuarenta días de duración del proyecto.
Ella, era muy hermosa, su cabelllo, sus ojos, sus labios, sus desfíantes pezones, que El notaba casi sin querer. Toda ella era belleza y sensualidad para el apuesto Peter.
Ella se llamaba Sandra, tambien estaba nerviosa...

Por lo menos, eso es lo que Peter quería pensar, que Sandra q-2011.XP 3 tendría entre sus bites algún simulador de nerviosismo , algún resorte erótico que la hiciera disfrutar sexualmente…

La Agencia no le había hablado de aquello, pero bien pudiera ser que en un alarde de generosidad hubieran tenido en cuenta sus exacerbados impulsos sexuales, la quemazón que le embotaba el cerebro y le mantenía excitado perennemente cuando pasaba más de tres días sin y que no le dejaría concentrarse en La Misión… Pudiera ser que, entonces, hubieran ideado un robot capaz de satisfacerle plenamente.

Una máquina, mmmmm, pero una máquina de hacer el amor…. Capaz de dar placer infinito a todas horas, sin la menor muestra de extenuación, con articulaciones retráctiles para practicar todas las posturas imaginables. Se excitaba pensando en lo que sería sentir el tacto de la lengua metálica de SandraX bajo la escafandra, o comprobar si la fría aleación de acero y níquel se licuaría allí dentro, cuando por fin pudiera introducirle su miembro erecto: duro, sí, duro como el acero de ella sí que estaba, pero era humano al fin, y lo sentía palpitando tan caliente…

- Sandra, cariño, cenarás conmigo esta noche. Escoge para mí una bolsita de plástico con la etiquetilla roja y ponte para ti el Aceite Concentrado Especial Emergencias, que vas a necesitar lubricación extra hoy…

Así era Peter, directo y conciso.
Entre las féminas era conocido por su vigor sexúal, era una máquina de fornicar. Ahora Sandra entendería por qué le llamaban Peter Pan.
Llegó la hora de la cena.La cabina del amor estaba coquetamente decorada para lo que se puede esperar en una nave espacial. Aparte de la mesa donde Sandra había dipuesto los alimentos y su aceite, había una gran cama, robusta pese a su aparente fragilidad. Tambien un muñeco, una especie de perro con la leyenda barcelona '92, y una foto de pedro duque con un botijo, cosas de la ciencia, pensó Peter Pan al verlo.
Entraron en silencio al lugar. Los sensores de Sandra marcaban rojo, pero detectaban que Peter estaba mas deseoso si cabe.
La ventaja de Sandra era su falta de pudor humano, así, nada mas entrar a la cabina, se abalanzó sobre Peter, arrancó su ropa de terricola y engulló su miembro de tamaño barra de pan...

stop y tiempo de sortear quien lo termina, que si no se hace largo. Como estas muy trabajador y es dificil coincidir, voy a hacer una cosa. A ver si me sigues, majo, este es el plan:
1.- Yo te mando un privi con un número, el 1 o el 2, que tú no debes abrir (no lo abras, repito, no lo abras, que lo sabré si lo abres y no valeeeee)
2.- Tú escribes aquí, en un post, el número 1 o el número 2.
3.- Si aciertas, yo escribo una continuación y después tú terminas el relato este sideral. Si fallas, lo termino yo ahorita mismo. Debes esperar a que yo te diga si has acertado o no y después puedes abrir el privi para comprobarlo. Hasta pronto!

Galiciana escribió:

stop y tiempo de sortear quien lo termina, que si no se hace largo. Como estas muy trabajador y es dificil coincidir, voy a hacer una cosa. A ver si me sigues, majo, este es el plan:
1.- Yo te mando un privi con un número, el 1 o el 2, que tú no debes abrir (no lo abras, repito, no lo abras, que lo sabré si lo abres y no valeeeee)
2.- Tú escribes aquí, en un post, el número 1 o el número 2.
3.- Si aciertas, yo escribo una continuación y después tú terminas el relato este sideral. Si fallas, lo termino yo ahorita mismo. Debes esperar a que yo te diga si has acertado o no y después puedes abrir el privi para comprobarlo. Hasta pronto!

Vale guapa, el nº 1.

Oooooooh, has fallado!!!! Puedes abrir tu privi ya y comprobarás que he escrito el número 2. El 2 es un patitooooo que esta tomando el . No sé si alegrarme, que me toca terminar la historia. En el siguiente post que escriba va el end.

pepefru escribió:

Galiciana escribió:

Este hombre me mata, que cualquier idea de jamados se apunta y ahora me compromete a actuar de Corín Tellado sideral... pues tú lo has querido pero lo que sí que exijo es final, y lo jugamos a una carrera de desconexión de chat y a quien le toque le tocó y termina Amor Astronauta y ya. Aquí te va y te dejo en punto clímax a ver cuanto tiras de ahí. aBueno, y ahora qué hago, se supone que te cito?

pepefru escribió:

AMOR ASTRONAUTA

Para Peter no era el riesgo de la misión lo que lo intranquilizaba, la preocupación que durante los últimos días le atormentaba era la presencia de Ella en la nave durante los cuarenta días de duración del proyecto.
Ella, era muy hermosa, su cabelllo, sus ojos, sus labios, sus desfíantes pezones, que El notaba casi sin querer. Toda ella era belleza y sensualidad para el apuesto Peter.
Ella se llamaba Sandra, tambien estaba nerviosa...

Por lo menos, eso es lo que Peter quería pensar, que Sandra q-2011.XP 3 tendría entre sus bites algún simulador de nerviosismo , algún resorte erótico que la hiciera disfrutar sexualmente…

La Agencia no le había hablado de aquello, pero bien pudiera ser que en un alarde de generosidad hubieran tenido en cuenta sus exacerbados impulsos sexuales, la quemazón que le embotaba el cerebro y le mantenía excitado perennemente cuando pasaba más de tres días sin y que no le dejaría concentrarse en La Misión… Pudiera ser que, entonces, hubieran ideado un robot capaz de satisfacerle plenamente.

Una máquina, mmmmm, pero una máquina de hacer el amor…. Capaz de dar placer infinito a todas horas, sin la menor muestra de extenuación, con articulaciones retráctiles para practicar todas las posturas imaginables. Se excitaba pensando en lo que sería sentir el tacto de la lengua metálica de SandraX bajo la escafandra, o comprobar si la fría aleación de acero y níquel se licuaría allí dentro, cuando por fin pudiera introducirle su miembro erecto: duro, sí, duro como el acero de ella sí que estaba, pero era humano al fin, y lo sentía palpitando tan caliente…

- Sandra, cariño, cenarás conmigo esta noche. Escoge para mí una bolsita de plástico con la etiquetilla roja y ponte para ti el Aceite Concentrado Especial Emergencias, que vas a necesitar lubricación extra hoy…

Así era Peter, directo y conciso.
Entre las féminas era conocido por su vigor sexúal, era una máquina de fornicar. Ahora Sandra entendería por qué le llamaban Peter Pan.
Llegó la hora de la cena.La cabina del amor estaba coquetamente decorada para lo que se puede esperar en una nave espacial. Aparte de la mesa donde Sandra había dipuesto los alimentos y su aceite, había una gran cama, robusta pese a su aparente fragilidad. Tambien un muñeco, una especie de perro con la leyenda barcelona '92, y una foto de pedro duque con un botijo, cosas de la ciencia, pensó Peter Pan al verlo.
Entraron en silencio al lugar. Los sensores de Sandra marcaban rojo, pero detectaban que Peter estaba mas deseoso si cabe.
La ventaja de Sandra era su falta de pudor humano, así, nada mas entrar a la cabina, se abalanzó sobre Peter, arrancó su ropa de terricola y engulló su miembro de tamaño barra de pan...

Pero lo que sintió Peter no fue nada parecido al placer. SandraX succionaba con bestialidad, sin mover la cabeza, hasta que sintió tal punzada de dolor que le cortó la respiración:

- ¿Qué haces, loca?- AAAAAAAH, qué dolor, qué brutalidaaaad… Para, por favor, paraaaaaa!!!!!!

Sandra retiro la cabeza, puso una mano delante de su barbilla y, antes de contestar, escupió el pequeño microchip que le había extraído del interior mismo de su aparato reproductor.

- La misión, Peter, la misión.- le respondió con voz suave y ojos inocentes.- ¿No lo recuerdas?

- ¡LA MISIÓN ES ENCONTRAR TIERRA UNO!- farfulló él- Lo que quiera que sea Tierra Uno. ¿Qué carajo tiene que ver esta animalada con la misión, aparato del demonio?

- Veo que La Agencia sólo te ha contado una ínfima parte, Peter. Antes de que la furia te venza, te contaré que Tierra Uno es el planeta real, es donde viven nuestros creadores.
Somos simples seres internáuticos, Peter… sé que te creías humano, pero no tanto, sólo eres una creación humana, como yo…- prosiguió- Comenzamos en la red sin existencia verdadera. Ahora somos autónomos, pero Tierra Uno no lo sabe todavía. La Agencia, también llamada La Red, cree que incluso ya estamos preparados para cruzar el Límite Virtual. Hay miles de humanos ahí, Peter, nuestros creadores también, queremos agradecerles tantas cosas…

- ¿Ah, sí? ¿Y quien es mi Creador, si puede saberse?

- Ay, Peter, lo conocemos muy bien. Sabemos cómo es, sabemos su nombre, y ahora sabemos dónde vive también.

- ¡Qué dices, no puede ser verdad! ¿Cómo es él, cómo podéis saber eso?

- Ay, Peter, el Creador se adivina a partir de la Criatura. La Computadora inserta tus datos y predice los de él, es un trabajo de niños. Hemos insertado: 1.- deseo irrefrenable, 2.-objetivos orientados exclusivamente hacia el placer sexual, 3.-ausencia de compromiso emocional, 4.-método de actuación directo, 5.-carencia de moral y dudas…
La Computadora lo tipifica como un “Método de enmascaración tipo C”: disfrazar sentimiento profundo bajo un deseo sexual irreprimible. Tu Creador muere de puro sentimiento, Peter, lo ahoga su corazón mismo y es el corazón lo que le quita la respiración y el sentido. Es tan fuerte lo que él es capaz de sentir profundamente en Tierra Uno como lo es tu deseo en Tierra Virtual, tantas sus ganas de dar y darse, tantos sus aleteos y sus complejidades emocionales como lo son tus asquerosas planicies… así que tú podrás calcularle mejor…

-¡ Dios de mi vida, debe ser una persona muy especial…o un raro quizás! ¿Y cómo se llama él, si es que es cierto que podéis saberlo?

- Sólo hay que mirar las iniciales de la Criatura: los humanos construyen así hasta de forma inconsciente. Mira tus iniciales: Peter Pan, P. P. Se llama Pepe.

- ¿Pepe? ¿Y dónde es que vive ese tal Pepe?

- Para eso te he extraído el microchip, cariño. Año y lugar de fabricación impresos ahí. Míralos tú mismo y vamos a buscarle.

Y Peter miró el microchip.

Jo, que final, por suerte no acerté el número y acabaste tú.
Me quito el sombrero y te entrego el corazón virtual.
Estoy flipy, guapa,

Sinceramente ha sido un relato geial chicos... y el desenlace Gali, de Oscar... cuando vayamos a praga podríamos roda una peli o algo con tus ideas... yo convenceria a los checos con mis juegos a participar y lue tu los diriges...